Dr. Wolfgang Koppe
Dr. David Sutter
Consultores de Aquafeed
Retos en la Producción de Camarón
De acuerdo con la FAO, las dos últimas décadas han tenido un aumento anual en producción de camaron de más de 5 %, alcanzando una producción total de 6.36 millones de toneladas métricas en 2019. El mayor crecimiento ha sido del camarón blanco (Litopenaeus vannamei), la cual contribuye actualmente con el 86 % de la producción total de camarón.
China se considera el mayor productor de camarón, con casi el 40 % de la producción global. Otros grandes productores son Vietnam, India y Tailandia, quienes exportan principalmente a China. Una proporción significativa de dicho crecimiento también tiene lugar en Ecuador. La intensificación de los sistemas de producción es un factor importante para mantener el alto crecimiento anual, lo cual se puede apreciar, por ejemplo, en Ecuador, donde Boyd et al., 2021, estimaron que el rendimiento por estanque aumentó de menos de una tonelada por hectárea en 1990 a casi 3.2 en 2018, lo cual equivale a un aumento anual de la eficiencia productiva de casi el 5 %.
En Asia, la mayor parte de la producción actual se hace con sistemas intensivos. Tradicionalmente, la producción de camarón se realiza en estanques en tierra. Por lo tanto, los sistemas están sumamente expuestos tanto a las condiciones climáticas como al contagio de enfermedades. Para mitigar los efectos negativos de los sistemas abiertos, los sistemas de recirculación se han vuelto más significativos, mejorando la producción y el control de enfermedades.
A pesar de estos logros, la industria del camarón global se ha visto severamente impactada por las enfermedades. En una publicación reciente sobre el tema, Asche et al. (2021) reporta cómo las enfermedades son la causa principal de las grandes variaciones en las cifras de producción y rentabilidad de la industria camaronera. De acuerdo con el estudio, las enfermedades son la causa principal de los colapsos en la producción, las relocalizaciones geográficas y los cambios de especie. Un ejemplo notable es Taiwán donde la mancha blanca colapsó la industria en 1987 sin recuperación. Como resultado, emergieron nuevos frentes, como Tailandia y Ecuador. Sin embargo, ahora también enfrentan fluctuaciones importantes en producción. El reemplazo del camarón tigre (Penaeus monodon) por el camarón blanco, que es más resistente, tampoco fue una solución permanente. Las cifras de producción totales de Tailandia cayó un 50% de 2012 a 2014. El síndrome de mortandad temprana del camarón (EMS/AHPND), es responsable del descenso. Para mitigar futuros riesgos de brotes de enfermedades devastadoras, las buenas prácticas de alimentación y cría son clave. Cada vez es más crucial brindar alimentos de alta calidad, con ingredientes que fomenten la resiliencia y la resistencia a enfermedades.
Betaína
La betaína es un nutriente multifuncional que se descubrió en el jugo del betabel. La betaína ocurre de manera natural en plantas, animales y microorganismos para lidiar con el estrés calórico y niveles alta slainidad. En los últimos años, la betaína se ha convertido en un ingrediente esencial en las fórmulas alimenticias para aves, cerdos y rumiantes. Con tres grupos metilos y estructura bipolar, la betaína tiene un amplio rango de beneficios funcionales, que han sido demostrados bajo condiciones de estrés. Ambas funciones de la betaína (donador de grupos metilos y osmolito orgánico) tienen un papel esencial al estar expuestos los animales a factores de estrés. En cuanto a donador de grupos metilos, participa directa e indirectamente en muchas rutas bioquímicas, aumentando la producción de importantes metabolitos metilados, como la carnitina o la creatina. Como osmolito orgánico, puede reemplazar los iones inorgánicos “desestabilizadores”, cuyos niveles de concentración pueden afectar la estructura de las proteínas y las funciones de las enzimas. Puede minimizar la pérdida de agua de las células, manteniendo su volumen, estructura y actividad, confiriéndoles así una mayor resiliencia ante factores de estrés.
En la producción de animales, además de un aumento de las respuestas de desempeño, cada vez hay más evidencia del mejoramiento de la salud intestinal de cerdos y aves de corral, que además muestran una menor tasa de mortandad debido a la menor incidencia de diarrea, lo cual implica más cerditos destetados y menor incidencia de cama humeda. Como auxiliar nutricional, la betaína natural puede promover la salud intestinal al reforzar la integridad intestinal y modular la fermentación microbiana. Además, tiene más beneficios potenciales: reducir el estrés oxidativo y el contenido de grasa de las canales, y tiene un papel fundamental en la protección hepática y como fuente de glicina.
Puesto que la producción animal enfrenta cuestiones globales de sustentabilidad, resistencia antimicrobiana y problemas vinculados con la salud intestinal, el objetivo principal del uso de la betaína debe ser la integridad intestinal y la eficiencia de alimentación con el menor impacto ambiental posible.
Pocos investigadores han examinado el uso de la betaína en las dietas de crustáceos, y los resultados publicados varían. Esto se debe, muy probablemente, al uso de distintas fuentes de betaína, y a menudo indeterminadas. Por lo tanto, se realizó un programa de investigación para revisar el efecto de suplementar la dieta con ActiBeet® en el desempeño, estatus del microbioma y fortaleza del camarón blanco. Hasta la publicación de este artículo, se habían completado dos estudios y tres mas estan en marcha. Los dos estudios fueron realizados por dos institutos distintos, Matis, en Icelandia, y la Kasetsart University, en Tailandia.
El primero se planeó para evaluar el desempeño del crecimiento global en un entorno de salinidad y documentar el efecto osmoregulatorio de ActiBeet®. Se utilizaron 2 dosis de ActiBeet® a una fórmula comercial de crecimiento (2 g y 10 g/kg de dieta) y se compararon con una dieta de control. Se alimentaron camarones grandes (con un peso de 18 g) en 34 ppm de salinidad por 4 semanas, seguidas de otras 3 a salinidad muy baja. La prueba se hizo en dos sistemas de recirculación distintos a una temperatura de 28 °C. En general, el crecimiento de los camarones se redujo 50 % después de transferirlos a aguas salobres. El efecto de la betaína natural en la tolerancia osmótica fue bajo y no pudo igualar el desempeño a nivel a salinidad completa. Sin embargo, en ambas fases y de manera acumulativa, el suplemento de ActiBeet® derivó en un incremento del desempeño del crecimiento dependiente de la dosis. Con la mayor dosis de suplementación, el crecimiento aumentó un 37 % en comparación al elemento de control sin suplementos (Figura 1).
Figura 1: Aumento de peso de camarones alimentados con ActiBeet® y con dieta de control sin suplementos a distintos niveles de salinidad. Las diferentes letras indican diferencias significativas entre los tratamientos (P ≤. 0.05).
Los impresionantes resultados de crecimiento de este estudio justificaban una repetición que se efectuó en la Universiada de Kasetsart en Bangkok. El segundo estudio evaluó 3 niveles de ActiBeet® (2 g, 4 g, y 10 g/kg alimento), y se hicieron más análisis para entender el modo de acción de la betaína natural en los camarones (histología, recuento de Vibrio tanto en intestinos como en área hepatopancreática). También se cuantificó la ingesta de alimento y conversión alimenticia. Los camarones juvelines de 0.02 g se mantuvieron en agua salina (25 ppm) por 45 días. De nuevo, el desempeño del crecimiento aumentó según la dosis. Con la inclusión mas alta de ActiBeet®, el crecimiento mejoró un 7 % en comparación a la dieta control. La conversión alimenticia también tuvo una reacción positiva con ActiBeet®. La dosis más alta requirió 20 % menos alimento por kg de peso corporal aumentado (Figura 2).
Figura 2: Peso corporal y conversión alimenticia (FCR) de camarones alimentados con ActiBeet® y con la dieta de control. Las diferentes letras indican diferencias significativas entre tratamientos (P ≤. 0.05).
El Exámen Histologìco
Mostró mejoras significativas en el área hepatopancreática (mejor depósito de lípidos) e intestinal (más células epiteliales diferenciadas de acuerdo a la dosis de ActiBeet®), lo cual pudo haberse debido al uso de alimentación mejorada. Más sorprendente es que la cantidad de Vibrio ssp. se redujo dramáticamente con el suplemento ActiBeet® tanto en intestinos como en zona hepatopancreática (Figura 3). Ya que Vibrio tiende a ser un indicador de organismos más dispuestos a enfermedades, este hallazgo es de gran importancia, especialmente para el cultivo de camarones que, en muchos casos, está sujeto a presión por la fluctuación ambiental y la formación de patógenos. Más estudios nos darán una comprensión más clara de cómo ActiBeet® influencia el microbioma intestinal. También, el efecto del suplemento de betaína en diferentes fórmulas se cuantificará para ahorrar costos de las fórmulas dietéticas.
Figura 3: Recuento de vibrios en área hepatopancreática e intestinos de camarones que recibieron el suplemento de ActiBeet® comparado con dieta de control.